Para la mayoría de personas bajar de peso es un reto casi imposible de cumplir, sobre todo porque día a día tienen que enfrentarse a la gran cantidad de comida deliciosamente peligrosa que se ofrece en cada esquina, la cual los tienta a tomar el camino de la resignación. Por otro lado, están los que sí se esfuerzan por conseguir un peso sano, sacrifican antojos y ejercitan su cuerpo con voluntad y dedicación, pero no obtienen resultados. ¿Qué está pasando? Tal vez alguna o algunas acciones que practican como parte de su rutina y que parecen inofensivas están jugando en contra.
Sin duda, alcanzar un peso saludable no es tarea sencilla, pero se complica más si no conocen los 10 hábitos que engordan y que deben dejar en el pasado en pro de la buena salud.
Hábito 1: No organizar la alacena
Un refrigerador o una alacena que no contengan los alimentos correctos (proteínas magras, carbohidratos de granos enteros, frutas, verduras sin almidón y grasas saludables) significan un motivo para exponerse a la tentación de ir a la tienda y comprar lo menos saludable. Un almacén organizado puede garantizar que la persona comerá lo que debe cuando debe. Por ejemplo, si se produce un antojo de un postre o alimento dulce y la alacena está provista de frutas, estas serán buenas sustitutas.
Según Molly Kimball, escritora de nutrición y dietista registrada en New Orleans, tener al alcance los alimentos que se consumirán, significa conocer las debilidades alimenticias que se padecen y proponer alternativas saludables para no pecar.
Este consejo también se puede aplicar cuando al acudir a un restaurante, ya que al conocer las debilidades alimenticias se puede planear con tiempo y elegir alimentos sustitutos saludables.
Hábito 2: Comer frente al televisor
Aunque algún canal de TV esté transmitiendo el partido de fútbol más esperado o la mejor serie de todos los tiempos, comer frente al televisor seguirá siendo un hábito que engorda. Tomar los alimentos frente a este aparato significa consumir calorías inconscientemente, ya que la concentración de la persona estará puesta en el televisor y solo se alimentará porque la comida está ahí, mas no porque tenga hambre.
La solución es sencilla: comer en la mesa de la cocina o en el comedor, invirtiendo el tiempo adecuado en un espacio adecuado.
Hábito 3: Comer de prisa
Muchas veces se cae en cuenta de que el tiempo es un duro enemigo, las numerosas obligaciones que se deben cumplir cada día obligan a ir siempre de prisa. Sin embargo, se debe evitar en lo posible que esta situación se presente en el momento de la alimentación. Comer demasiado rápido no permite darse cuenta de cuándo se está satisfecho y, en consecuencia, se consumen más calorías que las que el cuerpo necesita.
Bajar el tenedor después de cada tres mordidas es un sencillo ejercicio que permitirá masticar adecuadamente los alimentos y saber cuándo se ha consumido lo necesario.
Hábito 4: No beber suficiente agua
Además de los conocidos e importantes beneficios del consumo de agua, tales como promover la salud general, desde la piel, huesos y articulaciones hasta el sistema digestivo, la memoria y la función cerebral, una cantidad suficiente de este preciado líquido también puede ayudar a perder peso, así lo afirma Molly Kimball.
La fatiga es uno de los principales signos de deshidratación media y mucha gente malinterpreta este sentimiento como hambre, y comen para aumentar la energía, aclara Kimball.
A esto se debe añadir que un estudio publicado en noviembre de 2008 con el tema «Obesidad» mostraba una relación definitiva entre incrementar la ingesta de agua y el incremento de la pérdida de peso. En otro estudio, los resultados presentados en la Sociedad Química Americana, investigadores de Virginia confirmaron que aquellas personas que bebían 2 vasos de 8 onzas (230 ml) de agua antes de sus 3 comidas diarias perdieron alrededor de 5 libras (2,27 kg) más que aquellos que no lo hicieron.
Para saber con seguridad cuánta agua se debe consumir basta con seguir la siguiente directriz: dividir el peso a la mitad y perder el número de onzas por día. Así que una persona de 180 libras (81,65 kg) debe tomar 90 onzas (2,56 litros).
Hábito 5: Limitarse al ejercicio
La actividad física no tiene por qué estar limitada al ejercicio de rutina. Se puede elevar el ritmo cardíaco y quemar más calorías añadiendo pequeñas cantidades de actividad física a las actividades cotidianas. Por ejemplo, usar las escaleras en lugar del elevador, caminar en lugar de conducir o tomar el carrito del supermercado y dar un par de vueltas extra alrededor de la tienda cuando estés comprando.
Hábito 6: No obtener suficiente proteína
Las personas que obtienen la mayor parte de su ingesta calórica de los carbohidratos, tendrán que afrontar un tiempo difícil intentando perder peso. La escritora de nutrición, Molly Kimball, recomienda incluir en la dieta a las carnes bajas en grasa como el pollo sin piel, el lomo de cerdo, los cortes magros de carne de res, el pavo y los alimentos marinos, por ser fuente rica de proteínas.
Kimball añade los huevos, queso, mantequilla de maní, nueces, yogur griego, o barras y polvos de proteínas bajos en azúcar, como otra atractiva forma de consumir las proteínas necesarias.
Hábito 7: Consumir demasiadas calorías líquidas
Las calorías que ingresan al cuerpo en forma líquida son calorías ineficientes. Suman en el marcador diario, pero no logran hacer sentir satisfacción.
Kimball aconseja no beber las calorías, ningún jugo de frutas, bebidas suaves o bebidas deportivas, aclara.
La opción saludable es beber agua, té o café sin azúcar. Además, se podrían consumir bebidas suaves libres de azúcar o con los saborizantes en polvo de bajas calorías, según asesora Kimball.
Las bebidas alcohólicas no se escapan de la categoría de calorías líquidas, es más, son las que con mayor frecuencia las contienen. Ante esto, la dietista recomienda optar por el vino, la cerveza ligera o el licor con una mezcla no calórica como el agua, el agua quina o el refresco de dieta.
Un dato importante es que las mujeres deben delimitar el consumo de alcohol a una bebida al día y los hombres deben detenerse en dos.
Hábito 8: No dormir lo suficiente
Dormir las horas que el cuerpo necesita parece ser un factor principal en alcanzar y mantener un peso saludable.
Un estudio realizado por investigadores en la Universidad de la Reserva del Oeste Case rastreó el peso y los hábitos de sueño de 68.000 mujeres durante 16 años. Las mujeres que reportaban dormir 5 horas o menos perdían un promedio de peso por la noche de 5,5 libras (2,49 kg) más que las mujeres que dormían 7 horas o más al comienzo del estudio.
La explicación se encuentra en las hormonas, específicamente en la leptina y la grelina. Estudios separados, conducidos por la Universidad de Chicago y la Universidad de Stanford, sugieren que la privación del sueño causa una reducción en los niveles de leptina, lo que también causa que los niveles de grelina se eleven. La grelina alta estimula el apetito, mientras que la leptina baja no permite sentir satisfacción después de comer, dejando a la persona aún más hambrienta durante las horas de vigilia.
La organización de las actividades diarias es primordial para otorgar al cuerpo horas de sueño de calidad.
Hábito 9: Saltarse el desayuno
Este mal hábito alimenticio también está relacionado a una organización deficiente. Puede ser difícil hacer tiempo para desayunar durante la carrera matutina por llegar temprano, pero si se está realmente interesado en perder peso y/o mantenerse así, se debe hacer el esfuerzo para ajustarse. El desayuno es sumamente importante porque inicia el metabolismo, forzándolo a comenzar a quemar calorías.
A pesar de ello, mucha gente simplemente no tiene apetito a primera hora de la mañana. A esto, Kimball dice que solo se debe asegurar de comer algo dentro de las 2 primeras horas después de despertar.
Según la dietista, el desayuno perfecto combina los carbohidratos complejos con las proteínas y con un poco de grasa saludable. Estas son dos ideas saludables que se pueden probar: Dos huevos revueltos con una rebanada de pan tostado de grano entero, una taza de yogur griego con un puñado de mora y nueces, o un tazón de avena complementado con moras y un poco de leche descremada con 2 rebanadas de tocino.
Si es prácticamente imposible sentarse a tomar un buen desayuno, se pueden elegir las barras de proteínas bajas en azúcar y tomar el desayuno durante el viaje matinal. De ahora en adelante ya no hay razón para continuar con el mal hábito de saltarse el desayuno.
Hábito 10: Tirar la toalla
Aquellas personas que se rinden fácilmente por el resto del día, semana, mes o año debido a una recaída momentánea, nunca alcanzarán la pérdida de peso necesaria. La batalla para perder peso se gana y se pierde porque los que la pelean son seres humanos, y como tales cometen errores.
La mejor acción después de sucumbir a un antojo es perdonarse y regresar inmediatamente al plan saludable. No por un error o desliz se echará a perder todo lo que hasta entonces se haya logrado.
Hábitos saludables para una vida saludable
Los hábitos se forman a través de la repetición, sean ventajosos o perjudiciales. Algunas personas encontrarán dos o tres hábitos de esta lista en su vida diaria, otras tal vez coincidan con los diez de la lista, pero eso no importa. Lo que realmente vale es, en primer lugar, reconocer que se padece de malos hábitos, y segundo, empezar a corregirlos lo más pronto posible. El momento para mejorar es ahora mismo, el camino hacia una vida saludable está abierto para todos.