El ajo es una de las plantas que más consumidas en América Latina. ¿Quién no ha preparado un aderezo para cualquier plato y usó el ajo como uno de los ingredientes principales? Pues, además del delicioso sabor que le otorga a las comidas, el ajo posee propiedades y beneficios medicinales sorprendentes para la salud.
Pero esta planta no solo es efectiva cocida, expertos aseguran que el ajo crudo posee otros beneficios. A pesar del desagradable olor que emana, el ajo ha sido consumido desde la antigüedad. Esta pequeña planta ha sido usada como antibiótico, combatiendo numerosos hongos y bacterias. Actualmente se ha descubierto el papel del ajo en la prevención del cáncer y el control de enfermedades ligadas al corazón y al colesterol.
Si quieres conocer más de los maravillosos beneficios y propiedades que ofrece este bulbo, no dejes de leer este artículo. También podrás descubrir de qué maneras consumirlo y cómo prepararlo.
¿Qué vas a encontrar en este artículo?
Descripción
Es una planta que llega a alcanzar los 30 centímetros de longitud, y cuyas raíces pueden extenderse más de 50 centímetros bajo tierra. La parte comestible del ajo es el bulbo que se forma bajo tierra. Este posee la forma de una cabeza y se encuentra cubierto por una envoltura blanca de textura papirácea. A su vez las cabezas se encuentran subdivididas en partes conocidas como dientes.
Cada bulbo puede llegar a poseer de 4 o 12 dientes, y de cada uno de ellos puede crecer una nueva planta. Esto debido a que tienen una yema en las terminales que puede germinar incluso sin ser plantadas. Los brotes aparecen luego de aproximadamente tres meses de haber sido cosechados, dependiendo de las condiciones en las que se conserve.
El tallo se encuentra casi incorporado por las hojas, que salen directamente del bulbo. Estas son largas, aplanadas y delgadas, llegando a medir 30 centímetros de largo. También presenta flores blancas, verdosas o rosadas; aunque no son muchas, incluso en algunas plantas no llegan a aparecer.
Asimismo, en las intersecciones de las hojas y las flores pueden aparecer unos pequeños bulbos o hijuelos. Unas semanas antes a que el ajo se encuentre listo para ser cosechado aparece un tallo que suele enroscarse, llamado porrino. Este es empleado en la alta cocina debido a su delicioso sabor.
El ajo tiene un sabor y olor particulares, debido a dos sustancias altamente volátiles presentes: la alicina y el disulfuro de alilo. Su sabor es algo picante y fuerte cuando esta crudo, sin embargo al cocinarse adquiere un sabor más agradable.
Nombres comunes del ajo
Dependiendo de la región en la que se encuentre, esta planta recibe distintas denominaciones. En los países de habla inglesa el ajo es conocido como garlic o cultivated garlic. En francés se le llama ail y en Alemania es nombrado Knoblauch.
Nombre científico
Al ajo se le conoce científicamente como Allium sativum, en donde la primera palabra surge de un término celta que significa “quemar”. El cual pudo otorgársele haciendo referencia al olor y sabor particular del ajo. La segunda palabra es un epíteto en latín que le da la cualidad de “cultivado”.
El ajo pertenece a la familia de las amarilidáceas, aunque antes se le clasificaba dentro de las liliáceas. Comparte esta familia con la cebolla (Allium cepa), el poro o puerro (Allium ampeloprasum var. porrum) y la cebolla de invierno o cebollino (Allium fistulosum).
Historia
Desde la antigüedad, el ajo ha sido empleado por las distintas culturas como un remedio para distintos males. Ya en el 2500 A. C. era usado por los egipcios como un potente estimulante para los trabajadores de las pirámides. En los grabados encontrados en las pirámides de Keops de Gizeh se halla evidencia del uso del ajo para mantener fuertes y sanos a los trabajadores, junto a las cebollas y los rábanos.
Asimismo, también se encontró más evidencia del uso del ajo en el papiro de Ebers, uno de los documentos más antiguos del mundo (1700 A.C.). En este se describe el uso del bulbo y diferentes recetas de remedios y maneras de usarlo. De igual modo, también se cree que los egipcios consideraban el ajo como un alimento sagrado, que ahuyentaba los espíritus malignos. Incluso se llegó a encontrar esta planta dentro de la tumba del faraón Tutankamon.
En Roma y Grecia también se hizo uso del ajo, cuyas recetas de los remedios fueron registrados en textos de distintos eruditos. Entre ellos los de Herodoto, Aristóteles, Galeno, Dioscórides, Plinio y Teofrasto. Asimismo, también en los textos del padre de la medicina, Hipócrates, se describieron los usos medicinales de este bulbo.
Origen
Se reconoce el origen del ajo en Asia Occidental y Central, desde donde se extendió hacia otras regiones. Al este llegó a China y por el oeste al continente europeo. La primera variedad que se cultivó fue Allium longicuspis, la cual era endémica y que luego fue domesticada. Actualmente, China es el mayor productor mundial de ajos con 12 millones de toneladas anuales. Le sigue India con un millón y Egipto con 290 mil toneladas. En América Latina, el mayor productor es Argentina, con una producción anual de casi 175 mil toneladas.
El ajo inicia su cultivo en invierno o inicios de primavera. Se siembra los dientes que ya han brotado y cuyo tallo ya alcanzó la mitad de la longitud del diente. Cuando los ajos son sembrados en climas fríos adquieren un sabor más picante. La tierra para su cultivo debe estar muy drenada y debe tener muchos nutrientes. Si anteriormente en la tierra se ha cultivado cereales, el ajo se adaptará fácilmente.
Asimismo, el cultivo del ajo no necesita grandes espacios, pero es ideal dejarles una separación prudente para que puedan desarrollarse. Para la cosecha, la época depende del uso que se le quiera dar. Si está destinado para el consumo, se debe hacer mientras las hojas aun estén verdes. En cambio, si está destinado para la siembra y obtención de nuevos brotes, se deberá esperar a que las hojas estén marchitas.
Luego de su extracción del suelo, el ajo se debe conservar por unas semanas en un lugar seco, tibio y con buena ventilación para que puedan curarse. Asimismo, no se puede cultivar más de tres años seguidos esta planta debido a que agota el suelo debido a su gran necesidad de nutrientes.
Propiedades del ajo
Gran valor nutritivo
El ajo es un alimento rico en nutrientes, presenta un alto contenido en vitaminas y minerales. Entre ellos destaca la vitamina B3, que se encuentra en 0,7 mg por cada 100 gramos del bulbo. También conocida como niacina, esta vitamina ayuda a la recuperación de los trastornos en la piel y es usado para el tratamiento de la diabetes. Además también posee vitamina B6 (1.235 mg), que tiene la función de activar neurotransmisores que regulan el estado de ánimo, pudiendo controlar trastornos como la depresión.
Asimismo, por cada 100 gramos de ajo se puede encontrar 31.2 mg de vitamina C. esta es muy efectiva al momento de prevenir resfriados. De igual modo, también se encuentran altos niveles de calcio (181 g), el cual es de más rápida asimilación por los huesos debido a su origen vegetal. También presenta altos niveles de fósforo (153 mg), magnesio (23 mg) y Hierro (1.7 mg). Estos ayudan a la estimulación del cerebro, la relajación muscular y la formación de hemoglobina, respectivamente.
Pocas calorías
Este bulbo es un alimento que puede ser usado en las dietas bajas en grasas y calorías. Ello debido a que por cada 100 gramos de ajo, solo 33.06 g son carbohidratos. Asimismo, posee muy bajos niveles de azúcares, en 100 gramos de ajo solo se podrá encontrar 1 gramo de este componente. De igual modo, su nivel de grasas es muy bajo, pudiendo encontrar solo 0.5 gramos por cada 100 gramos de ajo. Cabe resaltar que estas grasas son saludables para el organismo humano.
Rico en antioxidantes
Esta planta es muy rica en antioxidantes, las cuales ayudan a prevenir el envejecimiento. Esta propiedad es otorgada por la aliína, la cual inhibe la acción de los radicales libres. Estos al entrar en contacto con el oxígeno, oxidan las células, ocasionando su envejecimiento.
De igual modo, se ha demostrado que el consumo regular de los ajos ayuda a aumentar las enzimas antioxidantes en el ser humano. Además también ayuda a reducir el estrés oxidativo en las personas que sufren de hipertensión.
Contiene aliína
La aliína es el componente que le brinda la mayoría de sus maravillosas propiedades al ajo. Este es un aminoácido azufrado, llamado químicamente S- alilcisteina o sulfoxido de alilcisteína. Estos componentes azufrados son también los causantes del olor peculiar y fuerte del ajo. No obstante, mientras se encuentran en estado de aliína no presentan olor, sino hasta que entra en contacto con otros aminoácidos.
Al entrar en contacto con el oxígeno ya sea por haber sido cortado o machacado, la aliína entra en contacto con la alinasa, dando como resultado una sustancia llamada alicina. Al ser cocido, la aliína del ajo se transforma en otros compuestos distintos, como el ajoeno y la adenosina. Estos productos de la aliína ya sea por medio de la cocción o de alguna fuerza mecánica son los responsables de las propiedades anticancerígenas, antibióticas y antioxidantes del ajo.
Beneficios del ajo
Ayuda a adelgazar
Consumir el ajo crudo es un gran aliado para poder reducir medidas. Al ser masticado produce alicina la cual en primer lugar, mejora la digestión. La alicina ayuda a una mejor secreción de jugos estomacales, ayudando a absorber mejor los nutrientes y eliminando las toxinas. Esto se suma a su efecto diurético, gracias al cual los nutrientes que no han sido absorbidos pueden ser eliminados.
Por otro lado, el ajo tiene un efecto termógeno en el organismo, que ayuda a quemar grasas. Además, la alicina también ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre. Y al tener niveles normales de azúcar el organismo será capaz de funcionar correctamente y encargarse de la eliminación de grasas.
De igual modo, el ajo brinda una sensación de saciedad. El fuerte olor del ajo es el responsable de esta acción, ya que envía señales de saciedad al cerebro. Cabe resaltar que estos beneficios solo se podrán obtener al consumir el ajo crudo. Es recomendable masticar medio ajo crudo al despertar, media hora antes de ingerir alimentos.
Mejora la circulación de la sangre
Otra de los beneficios de comer ajo crudo es que la alicina que se libera tiene un efecto anticoagulante. Esta propiedad ayuda a que la circulación sanguínea mejore. Previene la formación de coágulos debido a su efecto antitrombótico, pudiendo prevenir el bloqueo de arterias. De esta manera se puede usar el ajo para la prevención de ataques cardíacos.
Pero el ajo no solo se aplica a estas enfermedades, sino que también ayuda a luchar con otras enfermedades relacionadas a la circulación sanguínea. Entre ellas la arterosclerosis, infarto de miocardio, angina de pecho, hemorroides, entre otras.
Es antibiótico y antiinflamatorio
Una de las cualidades por las que más fue usado el ajo en la antigüedad fue la de su efecto antibiótico. Sus compuestos azufrados (más de 33), encimas, aminoácidos y algunos minerales le otorgan esta propiedad. La alicina, el ajoeno, entre otros derivados del azufre, son los que le otorgan a esta planta potentes propiedades antimicrobianas.
De esta manera, el ajo se usa como antimicrobiano de manera externa y antibiótico de manera interna. El ajo crudo aplicado en heridas, hongos e inflamaciones tiene la capacidad de desinfectarlas y eliminar las bacterias. La alicina presente en el ajo actúa sobre las membranas y el ARN de los microbios, debilitando sus membranas lipídicas. Esto las vuelve más débiles.
Está comprobado que la alicina inhibe más de 300 bacterias, tanto Gram positivas como Gram Negativas. Asimismo, en el caso de los hongos, los extractos de ajo reducen su capacidad de absorción de oxígeno. También dañan sus membranas y reducen su crecimiento e inhiben la síntesis de proteínas, lípidos y ácido nucleicos. Así, los dejan muy debilitados, logrando que mueran en un corto periodo de tiempo.
Rebaja los niveles de colesterol
El ajo ayuda a reducir los niveles de colesterol «malo» (LDL) en la sangre. Sus componentes ayudan a inhibir su oxidación, y protegen a las células endoteliales de estas lipoproteínas modificadas. Esto sumado a su capacidad anticoagulante, mantienen las arterias limpias, evitando enfermedades cardíacas.
Refuerza el sistema inmunológico
El ajo es un gran aliado del sistema inmune de nuestros organismos. En primer lugar, debido a su alto contenido en vitamina B6. La cual en bajas cantidades ocasiona serios problemas inmunes.
Por otro lado, la alicina aumenta la actividad de las células inmunitarias, mejorando las defensas. Entre estas células por ejemplo se encuentran los linfocitos T, quienes son como los vigilantes del organismo. Asimismo, esto sumado a su efecto antimicrobiano, ayuda a mantener protegido al cuerpo.
Ayuda a calmar la tos y resfriados
Gracias a su acción antibiótica, el ajo ayuda a la lucha en los procesos infecciosos. Sus compuestos ricos en azufre eliminan los agentes patógenos causantes de los resfríos. También sirve como expectorante, en las flemas que se expulsan se desechan los microbios muertos. El ajo es efectivo frente a estas enfermedades causadas por bacterias y microbios.
Ayuda a prevenir el cáncer
Debido a su alto contenido en antioxidantes, flavonoides y vitaminas; el ajo ayuda a prevenir el cáncer. Estudios epidemiológicos demuestran una relación inversa entre el consumo de plantas de la familia Allium (en las que se incluye el ajo) y el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer.
Los compuestos de azufre que se encuentran presentes son los que se encuentran involucrados. Estos compuestos protegen las células de la formación y activación de inductores cancerígenos como las nitrosaminas. De igual modo, el ajo ayuda a la reducción de los daños celulares y retarda la proliferación tumoral.
Investigaciones científicas
Una investigación realizada por el departamento de ingeniería química de la Universidad de las Américas Puebla, demostró los efectos antimicrobianos del ajo. Sus hallazgos demostraron la capacidad de los componentes sulfúricos para debilitar a agentes microbianos. Entre ellos se encontraron principalmente bacterias y hongos.
Muchos estudios «in vitro» demostraron que el extracto de los ajos es un potente inhibidor de Helicobacter pylori. Incluso en bajas concentraciones, es capaz de evitar el desarrollo de la bacteria que causa úlceras gástricas y duodenales.
Asimismo, en esta investigación se propuso el uso del ajo como un conservante eficaz de alimentos. Ello debido a sus propiedades antibióticas y anti microbianas.
Preparación del Ajo
El ajo puede ser consumido de distintas maneras. Ya hemos mencionado que dependiendo de los beneficios que se quiera obtener debe comerse crudo o cocido. En el caso de la primera opción, para obtener los beneficios de la alicina el ajo crudo debe ser triturado. Puede ser mediante la acción de masticar o pueden ser molidos en un mortero. Asimismo, también se puede consumir picado finamente.
El único inconveniente es el olor que suele quedarse por algunas horas. Para evitarlo se puede consumir el ajo picado en porciones no tan pequeñas y pasarlas sin masticar. De esta manera se evitará el mal olor y sabor que se experimenta en la boca. Solo hay que tener precaución para no atorarse. Asimismo, se puede masticar hojas de menta, salvia o perejil para contrarrestar el olor. Otra opción es masticar semillas de cardamomo.
Otro modo de consumir el ajo es encurtido, cocido o preparado en ensaladas. Esta última opción es muy recomendada ya que se puede reducir el olor al ser combinado con otras especies aromáticas.
Precauciones
El ajo es uno de los alimentos más nutritivos que tenemos a nuestro alcance, y sus beneficios y propiedades medicinales son más grandes aún. Sin embargo, existen ciertas precauciones que se deben tener en cuenta al momento de consumir esta planta. Consumir ajo en grandes cantidades puede irritar las paredes del estómago, especialmente cuando lo ingerimos crudo y en ayunas.
De igual modo, hay que ser cuidadosos con sus propiedades anticoagulantes. Por ejemplo si tienes una hemorragia es preferible no ingerirlo ya que puede incrementarla. Asimismo, si estás próximo a tener una operación evita su consumo. También es recomendable que las mujeres con menstruaciones abundantes no lo consuman durante su periodo para evitar sangrados excesivos.
Por otro lado, los componentes sulfúricos del ajo que le otorgan el mal olor resultan un inconveniente. En el caso de las mujeres que dan de lactar, el azufre es capaz de pasar a la leche, otorgándole un sabor desagradable. Esto puede generar rechazo por parte del bebé, así que es mejor evitarlo.